El estremecedor relato de la muerte de Sanaz Nezami, de 27 años, el pasado 9 de
diciembre en la ciudad de Michigan, publicado este viernes por El Listín Diario,
citando la agencia de noticias Asociated Press (AP) es una historia que merece
ser difundida a través de este medio, no tanto por la crueldad de su muerte,
provocada por una brutal golpiza que le diera su esposo, sino mas bien por la
obra de amor mostrada por sus familiares, que en su nombre, donaron parte de sus
órganos a pacientes estadounidenses que
los necesitaban para sobrevivir.
Hoy en nombre de esta
joven, Macorísonline online quiere compartir con todos ustedes este conmovedor relato.
La enfermera besó la frente de la paciente. A más de 9.650
kilómetros (6.000 millas) de distancia, en Irán, la familia de Sanaz Nezami
observaba desde una computadora y lloraba.
La joven iraní de 27
años hablaba tres idiomas y quería estudiar ingeniería en la Universidad
Tecnológica de Michigan. Sin embargo, tuvo muerte cerebral unas semanas después
de desempacar sus maletas, víctima de una golpiza fatal que le dio su nuevo
esposo, de acuerdo con la policía.
La tecnología permitió a
la familia en Irán ver las últimas horas de la joven. La fe de la familia en el
personal del hospital ayudó a que dieran su consentimiento para hacer una
extraordinaria donación: el corazón, los pulmones, riñones, hígado, páncreas e
intestino delgado de Nezami fueron trasplantados a siete personas en Estados
Unidos, un histórico regalo que ocurre en menos de 1% de todos los casos.
"Queríamos que Dios
hiciera un milagro y regresara a la vida a Sanaz", dijo su hermana Sara
Nezami, en entrevista telefónica desde Teherán. "Pero este es un milagro.
Sanaz dio su vida para dar vida".
Una enfermera que cuidó
de Sanaz Nezami dijo que la experiencia fue "reveladora" para al
personal del hospital.
"La familia estaba
dispuesta a confiar en nosotros cuando supieron que ella ya no
regresaría", dijo Kim Grutt.
En agosto, Nezami se
casó con Nima Nassiri en Turquía y vivieron un tiempo en Los Angeles, donde él
nació y creció. La hermana Nezami dijo que la pareja se conoció en internet.
Nezami, oriunda de
Teherán, tenía licenciatura en ingeniería y maestría en traducción al francés.
Quería estudiar un doctorado en ingeniería ambiental.
Los recién casados se
mudaron de California y en noviembre rentaron una casa en Michigan. Nezami se
comunicaba con su familia por correo electrónico, mensajes de texto y videos.
El 7 de diciembre le
pidió a su hermana que le revisara una traducción del inglés al persa que
estaba haciendo.
"Estaba
impactada", relató Sara. "Sanaz era muy precisa, pero omitió algunas
líneas. Le pregunté si estaba bien y me respondió que no había problema".
Al día siguiente llegó
al hospital con lesiones graves en la cabeza y fue transferida al Hospital
General Marquette. La policía cree que su esposo la atacó; él ya fue acusado de
homicidio no premeditado. David Gemignani, abogado de Nassiri, no quiso hacer
comentarios.
"Su cerebro estaba
tan hinchado y dañado que ya no había flujo sanguíneo", explicó Gail
Brandly, supervisora de enfermeras en el hospital.
Nadie sabía nada de ella
y Brandly buscó su nombre en Google. De pronto, la extraña que no podía hablar
cobró vida gracias a un currículo en internet.
Nezami hablaba francés,
inglés y persa; hacía voluntariado cocinando; de adolescente escribía para
periódicos juveniles y en 2001 ganó el primer lugar en una competencia de
literatura con un ensayo sobre la amistad.
Después de 24 horas, el
hospital localizó a sus familiares en Irán. Era imposible que viajaran de
inmediato a Estados Unidos por los requisitos de la visa, por eso a través de
una laptop su familia pudo ver a Nezami conectada a un respirador artificial, y
hablar con médicos y enfermeras a través de Yahoo Messenger.
En un momento dado, la
familia le pidió a Grutt que acariciara la cabeza de Nezami y besara su frente.
"Querían que
hiciéramos cosas por Sanaz que ellos habrían hecho", dijo Grutt.
"Dijeron: 'Háganle saber que la amamos. Que estamos aquí'. Me sentí
absolutamente cómoda".
Nezami murió el 9 de
diciembre y sepultada el 18 en un cementerio local. A su funeral asistieron
unas 20 personas, la mayoría enfermeras y otras personas que la cuidaron.

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